viernes, 6 de marzo de 2009

El Bienio radical-cedista: de las elecciones de 1933 al Frente Popular

Se conoce como bienio radical-cedista o bienio negro, al periodo de tiempo que va desde finales de 1933 hasta diciembre de 1935, y en el que la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), como resultado de su victoria en las elecciones de 1933, estuvo en el poder, por un lado, apoyando al Partido Republicano Radical (PRR) de Lerroux, y por otro lado, introduciendo a miembros del partido en el Ejecutivo de Lerroux. Como resumen de las elecciones de 1933, cabría destacar varios factores que propiciaron la llegada de la CEDA al Gobierno, y la derrota estrepitosa de las izquierdas españolas:

- La izquierda acudía a las elecciones divididas por multitud de conflictos que durante el bienio azañista, provocaron multitud de escisiones.
- Los sectores anarquistas o de extrema izquierda, llevaron a cabo una estrategia para que sus simpatizantes no acudiesen a las urnas, lo que restó muchos votos a la izquierda
- La derecha española había logrado agruparse bajo las siglas de la CEDA, lo que unido a la gran movilización electoral que llevó a cabo la CEDA, hizo que la CEDA se postulase como el partido más votado.

Pero, tras los resultados de dichas elecciones, el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, se mostraba reacio a la hora de delegar en la CEDA y en su líder, Gil Robles, la labor de formar Gobierno, por lo que dicha responsabilidad le fue adjudicada al líder del segundo partido más votado, el PRR: Alejandro Lerroux. Con esta medida, Alcalá Zamora quería evitar la entrega del poder a la derecha, ya que ésta desvirtuaría el toque moderado y de centro del que tanto deseaba Alcalá Zamora dotar a la República.

Durante la primera fase de este bienio, que va desde diciembre de 1933 a octubre de 1934, el poder fue monopolizado por el PRR de Lerroux, y ningún miembro de la CEDA estuvo presente en el Gobierno. Las dificultades comenzaron cuando estallaron diversos conflictos en el interior del PRR, lo que hizo que Lerroux no gozase de gran consideración por parte del Presidente Alcalá Zamora, lo que precipitó la dimisión de Lerroux. Este momento fue visto por Alcalá Zamora como una oportunidad para colocar al mando del Ejecutivo a alguien de su confianza.

Esa persona de confianza no era otra que Ricardo Samper, lo que fue visto por la CEDA como una declaración de intenciones de Alcalá Zamora, amén de considerar la presencia de Samper como un obstáculo para llevar a cabo la profunda reforma que la CEDA, tras el gobierno de Azaña, creía necesaria para revitalizar España.

En octubre de 1934, la CEDA logró entrar en el Gobierno, ya que Lerroux, que una vez más había sido designado por Alcalá Zamora para formar Gobierno, se vio obligado a introducir a miembros de la CEDA en su Ejecutivo, bajo la amenaza de ésta de retirarle su apoyo en las Cortes. Lerroux, consciente de que la presencia de “cedistas” no sería bien vista por gran parte de la sociedad española, decidió entregar tres carteras del Gobierno a tres de los miembros más moderados de la CEDA. Pero dicha medida no surtió el efecto deseado, y en España se sucedieron multitud de enfrentamientos, entre los que cabe destacar la Revolución de Asturias.

En Octubre de 1934, las facciones más extremas de la izquierda, aunque apoyadas por la izquierda, iniciaron una rebelión en Asturias y en más zonas de España. En Asturias se produjeron cruentos enfrentamientos, y el Gobierno, para sofocar la rebelión, se vio obligado a trasladar hasta allí al cuerpo de Regulares, que bajo la batuta del General Franco, acabaron con la insurrección con una capacidad de acción y contundencia, que meses más tarde acabaría por separar definitivamente al PRR, defensor de simples penas en cárceles, y a la CEDA, que por su parte, defendía la aplicación de la pena de muerte a los insurgentes asturianos. Ante esta nueva crisis en el Gobierno, Alcalá Zamora disolvió las Cortes por enésima vez, y durante un mes, las Cortes permanecieron disueltas.

En este mes, hubo un gobierno extraparlamentario del PRR, en el que los miembros de la CEDA habían sido suprimidos. Pero esta experiencia no dio un buen resultado, y Alcalá Zamora, volvió a colocar a un hombre de su confianza, como era Joaquín Chapaprieta. El Gobierno de Chapaprieta no tuvo larga vida, debido al escándalo del “estraperlo” que sacudió a los miembros del PRR, incluido Lerroux, y que los obligó a abandonar el Gobierno.

En el mes de diciembre de 1935, la CEDA se postulaba en el Gobierno como única fuerza gobernante, pero Alcalá Zamora volvió a denegar el poder a Gil Robles y a su partido, y colocó a Portela Valladares al mando del Gobierno durante apenas un mes. En Enero de 1936, Alcalá Zamora nuevamente disolvió las Cortes, y designó a Portela Valladares como encargado de organizar las elecciones que se celebrarían en febrero de 1936, y que supondrían la llegada al poder del Frente Popular.

Como se puede comprobar, estos dos años que sucedieron al gobierno reformista, constituyeron una gran confusión social, debido a la continua sucesión de fuerzas en el Gobierno, y que pusieron de manifiesto la división que en esa época había en España, y que en julio de 1936, desembocaría en una cruenta Guerra Civil.

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