lunes, 23 de febrero de 2009

La huida de los irlandeses

Se conoce como Guerra de los Nueve Años, al conflicto que se desarrolló en tierras irlandesas entre 1592 y 1601, en el que se enfrentaron las fuerzas gaélicas irlandesas, bajo el mando de Hugh O´Neill y Hugh Roe O´Donnell, y las fuerzas isabelinas, en busca de una mayor expansión del territorio británico.


El motivo del conflicto fue la incipiente sed colonizadora y expansionista que se apoderó de Inglaterra a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, y que le llevó a numerosos enfrentamientos, entre otros, con el Imperio Español al que derrotó en la famosa batalla de Trafalgar, en la que la Armada Invencible de Felipe II sucumbió ante el poderío naval británico. Debido a este deseo expansionista, las fuerzas isabelinas veían necesario alcanzar el poder en suelo irlandés, por lo que estalló el conflicto entre éstos y los irlandeses, descontentos con el gobierno inglés.

Debido a la situación geográfica de Irlanda, y más concretamente del Ulster, lugar en el que se llevaron a cabo los principales enfrentamientos de la Guerra de los Nueve Años, éste país se presentaba como el último reducto aliado español que podía frenar la llegada de los británicos al Nuevo Mundo, territorio hasta el momento (recuerden que estamos hablando de la década de 1590) bajo la tutela tanto de España como de Portugal. Pero las fuerzas británicas volvieron a sobreponerse una vez más a los intereses españoles, y los irlandeses tuvieron que exiliarse en 1607 con destino a España, más concretamente a La Coruña, para encontrar protección y salvaguarda bajo la tutela de la Corona Española, a la que tan noblemente habían defendido. Pero la Corona Española se negó a su llegada, ya que tras firmar la paz en 1604 con Inglaterra, no querían que la llegada de estos nobles irlandeses fuese vista por los británicos como una ofensa, por lo que los exiliados del Ulster, fueron desviados hacia las costas francesas.


Al llegar allí, y viendo como se les denegaba el paso a España, decidieron dirigirse hacia el Flandes español, pero tampoco allí fueron recibidos por los españoles del modo que ellos esperaban, y que de un modo u otro, se habían ganado a pulso en el campo de batalla. Tras su viaje fallido a Flandes, se dirigieron a Roma, ya que al ser católicos que habían luchado en buena parte por la supervivencia del cristianismo católico en su tierra natal, esperaban un buen recibimiento. La travesía hacia Roma, se presentó como una auténtica batalla contra la naturaleza, en la que tuvieron que atravesar los Alpes bajo el miedo constante a un posible atentado británico que pudiese costarles la muerte. Al llegar a Roma, dos de éstos valientes irlandeses murieron a causa de unas fiebres muy altas. En dicha ciudad murió, ya en 1616, el jefe de la expedición: O´Neill.

Como herencia de este episodio, muchos irlandeses consiguieron asentarse en España, ya entrado el siglo XVII, y valga como prueba la aparición de personajes que ocuparon puestos importantes en diversos gobiernos de nuestro país, y que eran descendientes de irlandeses como Leopoldo O´Donnell (Gobernante español entre 1858 y 1863)o Alejandro O´Reilly (Gobernador militar de diversas ciudades como Cádiz o Madrid en el siglo XVIII)

domingo, 15 de febrero de 2009

Las Iglesias coptas de Lalibela


A lo largo de la historia, las corrientes artísticas han ido sucediéndose generalmente en edificios de índole religiosa. Valga como ejemplo la aparición del arte románico, y del arte gótico, que se presentaba como una evolución conceptual del arte románico en su aplicación a la religión católica y en especial en los edificios religiosos como las catedrales.
En Europa proliferan las catedrales, y son vistas como las muestras más valiosas del arte que va desde el siglo X hasta el siglo XV, exactamente hasta el Renacimiento, ya que no fue hasta esta época cuando la religión y sus "lugares sagrados" comenzaron a perder un poco de importancia en su papel como benefactores del arte y la arquitectura en detrimento de las colecciones personales de diversas personalidades con alto poder adquisitivo y de los edificios con funcionalidades no religiosas (universidades, palacios reales...)



Pero no sólo en Europa los edificios religiosos se convirtieron en verdaderas maravillas arquitectónicas y artísticas, sino que en lugares tan lejanos como Etiopía, se pueden encontrar verdaderas joyas del arte. En este lejano país, se encuentran una serie de iglesias conocidas como "iglesias de Lalibela" (debido a que su construcción se atribuye al rey Lalibela), que resultan de una belleza cuanto menos sorprendente.


Estas iglesias, de origen copto se construyeron de forma subterránea, y están comunicadas por diversos pasadizos, que hacen de estos 11 santuarios un verdadero complejo religioso de bastas dimensiones. Fueron construidas entre los siglos X y XIII dC. El material del que están hechas no es otro que la propia tierra volcánica roja excavada, por lo que la erosión a la que se están viendo sometidas, están dañando en los últimos tiempos las distintas iglesias de este "Jerusalén negro", que es, sin duda alguna, el mayor exponente del cristianismo arcaico.